Cuando vi aquello...tu..tu navaja en el cuello..
Mi corazó latía a cien por hora, y yo misma me decía,
si te desangras, soy capaz de donar la sangre que haga falta de mi cuerpo...
Si tu te mueres, te juro que yo también...
La única persona que existe en mi vida eres tú,
porque tu eres el oxígeno que necesito para cualquier cosa.
No quiero que nunca me dejes, porque...me dejas...
lo mismo que la muerte, puede, que incluso peor...
Recuerdo cuando era mas pequeña, con trece años,
fumé mi primer porro...
Mis padres discutían, mi hermano no estaba...Me sentía sola, muy sola.
¿ Mi única esperanza ? El baño, la bañera...
Y su navaja...La navaja de Naím, mi hermano mayor.
Me desnudé, el agua estaba tibia, como todas mis ideas en ese momento.
Poco a poco sumergí mi pie en la bañera,
hasta que mi cuerpo quedó totalmente tumbada.
Palpé e baño buscando la navaja, la cogí, la abrí...
Hinqué el pico en mi muñeca, cerré los ojos de dolor...
Con la otra mano una vez bien abierta la herida,
toqué la sangre, alzé la vista hasta mi zurda y la observé.
Roja...goteaba por mi mano, bajando por mi muñeca,
escurriendose por mi brazo.
Me faltaba el aire, me mareaba...
Quedé totalmente inconsciente.
Al despertar, lo único que recuerdo eran los gritos ahogados de mi madre, lloraba..No podía abrir los ojos, pero la sentía.
Mi padre, como siempre, no estaba...
No quiero que me pase como mi madre, por eso, Ville..
Nunca más.
Anne.
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